¡Ah bello placer!
entrar en la profundidad de tus pupilas,
bañarme en ellas hasta la madrugada
mientras mi corazón se acuna,
en la melodía de una marea blanca.
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Son tus sonrisas, rosas de primavera,
luces de un momento que mi pensamiento enciende;
tan dulces, tan suaves, tan transparentes
que no alcanzo a verlas,
pero cubren mi gozo de una dulce melodía.
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