Echó la vista atrás en el tiempo, y entristeció su corazón. Se encontraba arropado con los mimos de su madre. Un día paseaban por las calles de su bella ciudad, y en un momento que soltó su mano, se perdió, pero se agarró al cordón umbilical y enseguida se encontraron. Todo lo que recordaba de su vida estaba de una manera u otra aferrado a la mujer que le dio la luz.
Murió la posesiva mujer y el cordón se rompió para siempre. El hijo quedó preso en su propio espacio sin poder romper los hilos de su jaula, con un gran miedo a los espacios abiertos donde se encuentra tremendamente privado de su libertad....