Me asomo a la ventana de mis ojos
y veo la serenidad del mar,
y una cálida brisa
que acaricia los sentidos,
mientras se diluyen los pensamientos
y la imaginación vuela
en las finísimas alas del viento.
Aquí me quedo,
hasta que diga el sol
que viene la noche
y se acabó el recreo.
Pero será corto el tiempo,
la noche late temprana,
elegante, misteriosa.
Los matices de la luz se ocultan,
y la oscuridad se hace eterna.
Tenues luces titilan en un circulo
donde los secretos duermen,
y surge la sombra
de los pensamientos
que alimenta el insomnio.
Pero llega el alba,
de nuevo puedo asomarme
a la ventana de mis ojos
y ver...
los paisajes amables de la tierra,
mientras los recuerdos
y la imaginación brotan
de un manantial silencioso, sereno y...
juegan.
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