Un día de tormenta

El cielo se nubla, 

y las nubes cenicientas se acercan

por el horizonte

regalando un brillante zis zas 

que dura un instante 

iluminando la noche.

Todo se oculta,

solo las farolas iluminan el camino

preparado para recibir el aguacero.

Se ilumina el entorno con una gran voz

que coquetea entre las nubes,

y comienza el canto de la lluvia

repiqueteando en el polvo sediento de la calle.

Al instante, huele a tierra mojada.

Los jardines

y el polvo de las calles,

perfuman el aire 

en esa unión de elementos

que aroma los sentidos.

..

Como la lluvia,

todo comienza con una gota.

Así es la vida,

durante su paso acaricia,

 y otras veces, azota.